REFLEXIONES PARA LA VIDA


EL BARBERO
Algunas veces vivimos nuestras vidas encadenados, sin saber que nosotros tenemos la llave…
Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba, como de costumbre.
En estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía… Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el, tema de Dios.
El barbero dijo: -Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice-.
- Pero, por qué dice usted eso? – pregunta el cliente.
Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe.
O… dígame, acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos? Habría niños abandonados?… Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad…
Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión… El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.
Recién abandonaba la barbería, vió en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.
Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.
- Sabe una cosa?
Los barberos no existen.
-Cómo que no existen? -pregunta el barbero-.
Si aquí estoy yo y soy barbero. -Nó! -dijo el cliente-, no existen, porque si existieran, no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
- Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
- Exacto! -dijo el cliente-.

LA MARIPOSA Y LA FLOR
Cierto día, un hombre pidió a Dios una flor… y una mariposa.

Pero Dios le dio un Cactus… Y una oruga.

El hombre quedó triste, pues no entendió por qué su pedido llegó errado. Luego pensó “Con tanta gente que atender… “

Y resolvió no cuestionar.

Pasado algún tiempo, el hombre fue a verificar el pedido que dejó olvidado.

Para su sorpresa, del espinoso y feo cactus… había nacido la más bella de las flores. Y la horrible oruga se había transformado en… una bellísima mariposa.

Dios siempre hace lo correcto. Su camino es el mejor, aunque a nuestros ojos parezca que todo está errado.

Si pediste a Dios una cosa y recibiste otra, confía. Ten la seguridad de que Él siempre te dará lo que necesitas en el momento adecuado.

No siempre lo que deseas… es lo que necesitas. Como Dios nunca falla en la entrega de sus pedidos, sigue adelante sin dudar ni murmurar.

La espina de hoy… será la flor de mañana.

Si yo Tuviera Entrañas de Misericordia


Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia…
saldría de mi casa para encontrarme con los necesitados;
de mi apatía, para ayudar a los que sufren;
de mi ignorancia, para conocer a los ignorados;
de mis caprichos, para socorrer a los hambrientos;
de mi actitud crítica, para comprender a los que fallan;
de mi suficiencia, para estar con quienes no se valen;
de mis prisas, para dar un poco de mi tiempo a los abandonados;
de mi mundo de seguridades, para acompañar a los que viven perseguidos;
de mi pereza, para socorrer a quienes están cansados de gritar;
de mi burguesía, para compartir con los pobres.
Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia…
aprovecharía mi experiencia para ayudar a los equivocados;
mi ternura, para acoger a emigrantes y niños;
mi salud, para acompañar a enfermos y ancianos;
mi ciencia, para orientar a los perdidos;
mi responsabilidad, para cuidar a los abandonados;
mi rectitud, para buscar a los pródigos;
mi paz interior, para reconciliar a los enemigos;
mi amor; para acoger a los desengañados;
mi oración, para hacerme más hijo y hermano;
mi vida, para darla a quien la necesita.


LAS CUATRO VELAS
Cuatro Velas se estaban consumiendo lentamente.
El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dijo:
-¡Yo Soy la Paz! A pesar de mi Luz, las personas no consiguen mantenerme encendida.
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
La segunda dijo:
-¡Yo me llamo Fe! Infelizmente soy superflua para las personas, porque ellas no quieren saber de Dios, por eso no tiene sentido continuar quemándome.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y ésta se apagó.
En voz baja y triste la tercera vela se manifestó:
¡Yo Soy el Amor! No tengo más fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarme para ellas mismas; se olvidan hasta de aquéllos que están a su alrededor.
Y también se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas.
-¿Qué es ésto? Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final.
Entonces la cuarta vela, habló:
-No tengas miedo, niña, en cuanto yo esté encendida, podemos encender las otras velas.
Entonces la niña tomó la vela de la Esperanza y encendió nuevamente las que estaban apagadas.
¡Que la vela de la Esperanza nunca se apague dentro de nosotros!



Las cosas no siempre son lo que parecen


Dos ángeles que viajaban pararon a pasar la noche en el hogar de una familia rica.

La familia era grosera y rechazó la estancia de los ángeles en el cuarto de
huéspedes de la mansión.

En su lugar, los ángeles fueron hospedados en un espacio frío del sótano. Hicieron su
cama en el suelo duro, entonces, el ángel más viejo vio un agujero en la pared y lo reparó.

Cuando el ángel más joven le preguntó porqué lo hizo, el ángel viejo le contestó que
“las cosas no son siempre lo que parecen”.

La noche siguiente, los ángeles se hospedaron en un hogar muy pobre, pero el granjero y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir el poco alimento que tenían, los esposos dejaron dormir a los ángeles en la cama de ellos para que estuvieran cómodos el resto de la noche.

Cuando el sol salió a la mañana siguiente los ángeles encontraron al granjero y a su esposa hechos pedazos: su única vaca, de la cuál obtenían dinero por su leche, posaba muerta en el campo.

El ángel joven se enfureció y le preguntó al ángel viejo por qué permitió que esto sucediera. El primer hombre tenía todo y le ayudaste, la segunda familia tenía muy poco y estaban dispuestos a compartir todo y dejaste morir a su única vaca.

“Las cosas no siempre son lo que aparentan” le contestó el viejo ángel.

Cuando permanecíamos en el sótano de la mansión, noté que había oro en ese agujero de la pared. Puesto que el propietario era tan obsesionado, avaro y poco dispuesto a compartir su buena fortuna, sellé la pared para que él jamás lo encuentre.

Entonces, ayer en la noche cuando nos dormimos en la cama de los granjeros, el ángel de la muerte vino por su esposa. Le di la vaca en lugar de ella.

“Las cosas no son siempre lo que parecen”.

Esto es a veces exactamente lo qué sucede cuando las cosas no resultan de la manera que esperamos.

Si tienes fe, necesitas confiar en ese resultado y esta será tu única ventaja. Puede ser que no lo sepas hasta tiempo más adelante.

Dios actúa de maneras extraordinarias a nuestro entendimiento, así que cuando no entiendas qué está haciendo, no te preocupes, Él sabe perfectamente lo que hace.